19/06/2007

Hoy, mañana será ayer

Señores, tengo el orgullo de que algunas personas me tomen en serio. El resto considerarán que soy un payaso o un desadaptado. Hay otras que me siguen la corriente en mis impulsos, me ayudan con lo que se me ocurre, en resumidas cuentas aquí les traigo lo prometido, el último artículo de mis escritores invitados (porque el resto estaban muy ocupados) el texto de la Radikal, gracias a todos los que hasta hoy me colaboraron, me dieron el suficiente tiempo para escribir nuevas cosas y volverle a dar a este espacio el toque que alguna vez tuvo. No siendo más aquí los dejo con.

Hoy, mañana será ayer

Otro día más y volvió a amanecer, los rayos del sol entran tímidamente por el cuarto, pero la timidez no les alcanza para no caer sobre su cara, ya es hora de levantarse una vez más.

Ella, dando vueltas en la cama empieza a pensar poner un pie en el piso, le cuesta levantarse, no porque su ánimo no se lo permita, es por aquella pelea que el tiempo empezó con el hombre desde hace mucho.

Después de un largo tiempo pensando, agarra impulso y logra pararse, va directo hacia el espejo, aquel que un día fue su amigo pero que hoy se ha empeñado en declararle la guerra. Ella todavía insiste (talvez tiene la ilusión de reconciliarse con él).

Parada frente a su verdugo se toma 5 minutos antes de que su hermana despierte y el día empiece realmente. Cierra sus ojos y empieza a recordar, vuelve a vivir, vuelve a sentir, vuelve a escuchar los aplausos y la ovación del público, las luces sobre su cara, vuelve a tocar su larga cabellera, vuelve a sentir en su piel las lentejuelas que adornaban sus hermosas curvas. Es increíble lo que se puede vivir en 5 minutos, ella, volvió a ser Betty la de las caderas eléctricas.

Después de estar soñando abre sus ojos de nuevo, solo para darse cuenta que toda pasa, mira sus torcidas manos, toca su ya deteriorado cuerpo y ¿las luces? ¿los aplausos? Ya no están, todo se ha ido.

Pero piensa para si: - todavía tengo voz, todavía puedo cantar, no me callaré, cantaré hasta el último segundo de mi vida, hasta en la eternidad seguiré cantando, Todo podrá pasar, lo que soy no concuerda con lo que veo, pero cantaré, cantaré-

Se vuelve sobre su espalda, y contempla a su hermana, valiente guerrera que yace en una cama.
Y la guerrera no se queja, ya no hace el intento por levantarse y no es que ya no sea tan guerrera como antes, es por aquella misma pelea que el tiempo empezó con el hombre hace mucho rato.

Tiene sus ojos cerrados y no esta dormida, esta soñando, siente la arena en sus pies, la brisa del mar toca su hermosa cara, toma la mano de aquel caballero, ladrón que un día robo su corazón, viéndolo a los ojos se llena de alegría y juntos contemplan el atardecer, ya es hora de volver le dice.

Abre sus ojos y se encuentra con los de su hermana, ya todo ha pasado, solo quedan ellas, solas las dos. Recuerda que un día prometió cuidarla, recuerda que un día prometió nunca separarse, juntas hasta la muerte.

Sus ojos siguen fijos en su hermana, los mismos que un día fueron cómplices hoy le dicen que una promesa esta a punto de romperse. Ya no hay reclamos, ya no hay lucha, ya todo esta comprendido, nada que decir, nada más por vivir.

Toman sus manos como cuando tenían 6 y 10 años, ambas saben que será la última vez, la valiente guerrera cierra sus ojos para siempre y ella, su hermana, a su lado solo canta una canción:

...Todo pasa, todo pasa,
Ni la muerte
tiene el poder de separarnos,
Sigues tu aquí,
sigo junto a ti...

Aquella mañana cantó esa canción una y otra vez, mientras contemplaba por última vez a la mujer que le enseño a ser valiente, su hermana.

Otro día más y volvió a amanecer, los rayos del sol tristes notan la ausencia, pero no es pretexto para no caer sobre su cara, ya es hora de levantarse una vez más.


Y la vida pasa, y la vida continúa,
Hoy, mañana será ayer.
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"¿y para qué sirve un libro (entiéndase blog) -Se preguntó Alicia- sin ilustraciones ni diálogos?
De modo que pensaba (como mejor podía, porque el clima caluroso la ponía soñolienta y la embotaba) si el placer de enhebrar un collar de margaritas merecía el esfuerzo de levantarse y recoger las flores cuando, de pronto, un Conejo Blanco de ojos rosados pasó corriendo a su lado.

Lewis Carroll

He aquí lo que siempre he querido para mi blog.

2 comentarios:

Superman95 dijo...

El placer de estos cuentos cortos, es el de poder transportarse a ese lugar y se on observador de las situaciones y sentimientos. Disfrutyo eso en una lectura y tu lograste transportarme. Muy buen trabajo, Radikal.

Y es una excelente idea la de tener escritores invitados. Ojalá esta iniciativa se repita muy pronto.

AlejandroAngel dijo...

que interesante el post y todo lo que nos hace pensar...

los reflejos son tan curiosos...

buen post este de radikal